La solterona "doncella" María Pérez era una mujer rica desde su niñez, por sus padres difuntos, quienes le habían dejado cuantiosos bienes de fortuna. Era sobrina de los hermanos María y Martín de Zabala, quienes la habían criado en su orfandad, ricos vecinos habitando la esquina de Carmelitas suroeste, donde hoy se halla el Correo de Carmelitas. Doña María Pérez Hereda los bienes y fortuna de María de Zabala, que muere al año siguiente, sin sucesión.
En 1618 María Pérez se quejaba que su capital patrimonial heredado de sus padres difuntos -y puesto a préstamo- era casi incobrable, y caían en pleitos, "... por cuanto las personas con que los trato, y que me deben los dichos réditos, los más de ellos son regidores y deudos de regidores, personas favorecidas y de tal manera que no puedo ... ni menos cobrar lo que se me debe ..."
María Pérez muere en el terremoto de San Bernabé de 1641. Unas tierras suyas dieron nombre al sitio caraqueño de Maripérez. José Antonio Calcaño, sin ofrecer la fuente, afirma que Maripérez para el momento de su muerte poseía "una hermosa casa frente al convento de San Jacinto ...". Es posible que se tratara de la casa de los Gámez, calle en medio al norte de San Jacinto, hipotecada a ella, quizás.
Agrega Calcaño: "El rostro de Maripérez fue conservado para la posteridad, junto con el de fray Mauro, por aquel pobre pintor de brocha gorda de aquellos tiempos, el gallego Mauricio Robes, quien, cuando no estaba dando lechada o azulín a algún muro, gustaba de ponerse a pintar cuadros, bastante feos al decir de la gente, los cuales vendía luego. Se sabe que pintó una Huída a Egipto, una Oración en el Huerto y un retablo del Martirio de San Esteban, que años mas tarde se colgó de los muros de la catedral y en cuyo fondo se veía al obispo Tovar dando la bendición con la custodia, en compañía de Maripérez."
Encargada y custodia fue Mari Pérez de las joyas y mantos de las imágenes de la Virgen del Rosario de San Jacinto y de Nuestra Sra. de la Candelaria, en la catedral. Era dueña del solar de Carmelitas sureste, calle en medio del de sus tíos los Zabala, el cual hacia 1635 permanecía "calmo y yermo". Maripérez decidió darle utilidad a este solar. En un concierto para construir tiendas en el solar de doña María Pérez, don Felipe Martínez de Villegas acuerda:
"...con María Pérez ... doncella residente en esta dicha ciudad ... que ambos están convenidos y contentados en tal manera que el dicho don Felipe Martínez se obliga de labrar y edificar a la susodicha, y en un solar que tiene, haciendo esquina con casas y solar de los herederos de Gaspar de Silva y de Pedro de Amaya Bastidas y casas de Martín de Zabala, lindes calle real en medio, quatro tiendas de veinte tercias de largo cada una, y diez y ocho de ancho, de tapia en medio; por la calle, de cuatro tapias, y por en medio, de seis de alto; y los corredores de diez y seis pies de ancho; y los pilares que fueren necesarios conforme la obra y distribución de las dichas tiendas y aposentos del corredor, que han de ser de tapias, todo de ladrillo y medio; con las rafas necesarias de ladrillo, piedra y cal, con sus sardineles de ladrillo en el corredor; para lo cual, ha de abrir los cimientos del fondo y ancho necesario, conforme la obra, a arbitrio del albañil, haciendo la tierra y poniendo la piedra, ladrillo y cal necesaria; la cual tierra se ha de hacer del mismo solar, poniendo la caña, teja y ladrillos que fuera menester y lo demás hasta cubrir la dicha obra, la cual no ha de ir encalada, ni enladrillada.
Agrega Calcaño: "El rostro de Maripérez fue conservado para la posteridad, junto con el de fray Mauro, por aquel pobre pintor de brocha gorda de aquellos tiempos, el gallego Mauricio Robes, quien, cuando no estaba dando lechada o azulín a algún muro, gustaba de ponerse a pintar cuadros, bastante feos al decir de la gente, los cuales vendía luego. Se sabe que pintó una Huída a Egipto, una Oración en el Huerto y un retablo del Martirio de San Esteban, que años mas tarde se colgó de los muros de la catedral y en cuyo fondo se veía al obispo Tovar dando la bendición con la custodia, en compañía de Maripérez."
Encargada y custodia fue Mari Pérez de las joyas y mantos de las imágenes de la Virgen del Rosario de San Jacinto y de Nuestra Sra. de la Candelaria, en la catedral. Era dueña del solar de Carmelitas sureste, calle en medio del de sus tíos los Zabala, el cual hacia 1635 permanecía "calmo y yermo". Maripérez decidió darle utilidad a este solar. En un concierto para construir tiendas en el solar de doña María Pérez, don Felipe Martínez de Villegas acuerda:
"...con María Pérez ... doncella residente en esta dicha ciudad ... que ambos están convenidos y contentados en tal manera que el dicho don Felipe Martínez se obliga de labrar y edificar a la susodicha, y en un solar que tiene, haciendo esquina con casas y solar de los herederos de Gaspar de Silva y de Pedro de Amaya Bastidas y casas de Martín de Zabala, lindes calle real en medio, quatro tiendas de veinte tercias de largo cada una, y diez y ocho de ancho, de tapia en medio; por la calle, de cuatro tapias, y por en medio, de seis de alto; y los corredores de diez y seis pies de ancho; y los pilares que fueren necesarios conforme la obra y distribución de las dichas tiendas y aposentos del corredor, que han de ser de tapias, todo de ladrillo y medio; con las rafas necesarias de ladrillo, piedra y cal, con sus sardineles de ladrillo en el corredor; para lo cual, ha de abrir los cimientos del fondo y ancho necesario, conforme la obra, a arbitrio del albañil, haciendo la tierra y poniendo la piedra, ladrillo y cal necesaria; la cual tierra se ha de hacer del mismo solar, poniendo la caña, teja y ladrillos que fuera menester y lo demás hasta cubrir la dicha obra, la cual no ha de ir encalada, ni enladrillada.
Y la dicha María Pérez ha de poner para ella la madera, clavazón, puertas y ventanas, y pagar albañil y carpintero, y cercar y dividir los patios a su costa, dando los peones necesarios para la obra de carpintería y albañilería que hubieren menester los maestros; que todo lo demás arriba declarado queda a cargo del dicho don Felipe Martínez de Villegas, el cual le hace la dicha obra por precio y quantía de 850 pesos de a 8 reales ..."
Hizo pues, al parecer, el primer centro comercial registrado de Caracas, definitivamente.
Tomado de nuestro Facebook
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