Cuando la plaga de langosta agostó los recientemente sembrados trigos del valle de Caracas, a fines del s. XVI, el clamor popular de los preocupados cosecheros llevó a un cabildo abierto en la plaza mayor, frente a la iglesia, para escoger un protector contra dicha plaga. por sorteo salió San Jorge, a quien prometieron los vecinos rendirle honores todos los años un día señalado, voto de la ciudad que se cumplió invariablemente en adelante hasta fines de la colonia, a pesar que ya a mediados del s. XVII el trigo y sus molinos habían dado paso en mucha medida al cultivo de la caña y las haciendas de trapiche.
La lanza arrumada a la talla no parece ser parte original de la figura, que por la posición de la mano quizás tuvo una con la punta apuntando hacia abajo, hiriendo un faltante dragón, el que va asociado generalmente a San Jorge y por supuesto, la talla no pudo originalmente estar presa en un nicho, si la lanza excedía por su largo el breve espacio donde han encarcelado al santo.
La talla colonial se exhibe en la catedral de Caracas.
Tomado de nuestro Facebook
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