Entre las mujeres que fueron testigos y aún más, sirvieron en la conquista de Caracas, Juliana Hernández, negra esclava, destaca.
En 1623, en una petición de registro de su solar y casa, Juana Enriquez, que se declara hija de "Juliana Hernández, morena, lengua de la conquista", alega: "... digo que la dicha mi madre ha más de quince años que poseyó, e yo poseo por ella, una casa y solar en que al presente vivo con muchos hijos que sustento, la cual dicha casa y solar en la tal posesión no ha habido jamas contradicción de persona alguna y como la dicha mi madre murió no se en que forma la tuvo y tengo, si fue por compra o por otra manera, por ser yo ignorante de mi derecho ... y por haber la dicha mi madre acudido en esta república y conquista desta provincia por lengua intérprete della, que los tales intérpretes son de mucha causa de buenos efectos en la pacificación -y esto sin premio alguno-, y después de acabada la dicha conquista así mismo sirviendo el dicho oficio con los señores gobernadores y justicias en las visitas, pasando muchos trabajos, y en esta ciudad sirviendo así mismo de partera, en la gente principal della ..."
En 1623, en una petición de registro de su solar y casa, Juana Enriquez, que se declara hija de "Juliana Hernández, morena, lengua de la conquista", alega: "... digo que la dicha mi madre ha más de quince años que poseyó, e yo poseo por ella, una casa y solar en que al presente vivo con muchos hijos que sustento, la cual dicha casa y solar en la tal posesión no ha habido jamas contradicción de persona alguna y como la dicha mi madre murió no se en que forma la tuvo y tengo, si fue por compra o por otra manera, por ser yo ignorante de mi derecho ... y por haber la dicha mi madre acudido en esta república y conquista desta provincia por lengua intérprete della, que los tales intérpretes son de mucha causa de buenos efectos en la pacificación -y esto sin premio alguno-, y después de acabada la dicha conquista así mismo sirviendo el dicho oficio con los señores gobernadores y justicias en las visitas, pasando muchos trabajos, y en esta ciudad sirviendo así mismo de partera, en la gente principal della ..."
Al parecer, Juliana, como esclava estuvo en la retirada del asentamiento hispano de El Collado, en la costa de Caracas, cuando Lázaro Vásquez abandona en 1562 o 1563 el poblado fundado por Fajardo, por el acoso a que lo sometieron los indios tras la quema de San Francisco de Caracas: "el dicho capitán Fajardo con algunos soldados se fue a la Margarita, y el dicho Lázaro Vásquez y Fernando Martín, su amo, con esta testigo y otros soldados se fueron a la Borburata, en una piragua ...". Había aprendido la lengua de los indios de la costa de Caracas mientras el asentamiento existió, y de allí su utilidad en la próxima jornada de conquista que hizo Losada unos años después.
Obtenida su libertad quizás por estos servicios, vivió como negra libre en un pedazo de solar, que le hizo donación Martín Alonso (o Afonso, como a veces se le registra), conquistador y criado de Losada, al sur del suyo propio ubicado en Bolsa suroeste. Se menciona por primera vez el solar de Juliana Hernández en este año, en una petición de cuadra al cabildo. Su solar se ubicaba entonces en la esquina de Mercaderes noroeste, dado a ella por Martín Alonso y era al parecer medio solar.
Por ser Juliana de las primeras pobladoras se acudía a ella para testimonios y probanzas. De la salida de Borburata en mayo de 1567 de Juan de Salas y otros soldados a socorrer a Losada en su Jornada de Caracas, declaraba: "... vio esta testigo cómo salió Lázaro Vásquez de la dicha Borburata por la mar, en piraguas, con soldados a su costa, con armas y municiones y se vino a encontrar con el dicho capitán Diego de Losada en Maiquetía ..."
Mariana de Vera, hija de Martín Alonso, en 1617 declaraba entre sus bienes: "Un pedazo de solar que a la susodicha [Mariana de Vera] se le entregó con otros bienes por indiviso, como a uno de los herederos que son y quedaron por fin y muerte de Martín Alonso y Ana de Vera ... que linda, por la parte de arriba, con solares que quedaron por fin y muerte de los dichos Martín Alonso y Ana de Vera, que yo vendí a Gaspar de Rocha, vecino; y por la parte de abajo, con medio solar del capitán Onofre Carrasquer, que antes era de Juliana, negra libre, a quien el dicho Martín Afonso se lo había dado, y la dicha Juliana negra lo vendió al dicho Gaspar de Rocha, y el dicho Gaspar de Rocha al dicho Onofre Carrasquer ..."
Hacia 1608 ya el cabildo le había dado informalmente a la negra Juliana un solar en las afueras de la ciudad, en la esquina de Coliseo noroeste, en donde vivía con su hija Juana Enriquez. Pedía en esa ocación el contador Bernabé de Oñate Mendizábal: "un solar ... linda con el que se dio a Juliana, de color morena, hacia el levante, el cual está yermo y calmo ..."
La imagen miuestra una mujer negra en un trapiche del caribe Inglés a fines del s. XIX.
Obtenida su libertad quizás por estos servicios, vivió como negra libre en un pedazo de solar, que le hizo donación Martín Alonso (o Afonso, como a veces se le registra), conquistador y criado de Losada, al sur del suyo propio ubicado en Bolsa suroeste. Se menciona por primera vez el solar de Juliana Hernández en este año, en una petición de cuadra al cabildo. Su solar se ubicaba entonces en la esquina de Mercaderes noroeste, dado a ella por Martín Alonso y era al parecer medio solar.
Por ser Juliana de las primeras pobladoras se acudía a ella para testimonios y probanzas. De la salida de Borburata en mayo de 1567 de Juan de Salas y otros soldados a socorrer a Losada en su Jornada de Caracas, declaraba: "... vio esta testigo cómo salió Lázaro Vásquez de la dicha Borburata por la mar, en piraguas, con soldados a su costa, con armas y municiones y se vino a encontrar con el dicho capitán Diego de Losada en Maiquetía ..."
Mariana de Vera, hija de Martín Alonso, en 1617 declaraba entre sus bienes: "Un pedazo de solar que a la susodicha [Mariana de Vera] se le entregó con otros bienes por indiviso, como a uno de los herederos que son y quedaron por fin y muerte de Martín Alonso y Ana de Vera ... que linda, por la parte de arriba, con solares que quedaron por fin y muerte de los dichos Martín Alonso y Ana de Vera, que yo vendí a Gaspar de Rocha, vecino; y por la parte de abajo, con medio solar del capitán Onofre Carrasquer, que antes era de Juliana, negra libre, a quien el dicho Martín Afonso se lo había dado, y la dicha Juliana negra lo vendió al dicho Gaspar de Rocha, y el dicho Gaspar de Rocha al dicho Onofre Carrasquer ..."
Hacia 1608 ya el cabildo le había dado informalmente a la negra Juliana un solar en las afueras de la ciudad, en la esquina de Coliseo noroeste, en donde vivía con su hija Juana Enriquez. Pedía en esa ocación el contador Bernabé de Oñate Mendizábal: "un solar ... linda con el que se dio a Juliana, de color morena, hacia el levante, el cual está yermo y calmo ..."
La imagen miuestra una mujer negra en un trapiche del caribe Inglés a fines del s. XIX.
Tomado de nuestro Facebook
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