Los albañiles, carpinteros y herreros eran muy importantes en la Caracas que crecía sin pausa desde su fundación en 1568. Sus conocimientos especializados -y a la vez prácticos- los distinguía del resto de otros oficios como eran los de orfebres, espaderos, silleros, curtidores, plateros o maestros "de párvulos", pues ellos eran de alguna manera los que hacían la ciudad. Muy pocos dominaban el arte de la medición de tierras o solares, el replanteo de rectas o alturas, con estaca, cuerda y plomada, la erección de muros de tapia con esquinas de cal y ladrillo -de "rafas"- que las sostuvieran. Su labor era apreciada y respetada.
Cuando Diego de Losada funda Santiago de León, no había albañil o alarife entre su tropa a quien encomendarle la tarea, por lo que tuvo que acudir a uno de sus capitanes, Diego de Henares, hombre instruido quien afortunadamente sabía algo de topografía y el planteo de esquinas rectas, y así, se encargó y trazó las calles y cuadras iniciales del nuevo poblado hispano, a cordel y estaca. Años después esta labor civica fundacional la alegarían los descendientes de Henares en probanzas y testimonios para obtener mercedes como servicio al rey de su antepasado.
Uno de los maestros albañiles más destacados de la primera mitad del s. XVII fue Bartolomé de Añasco, a quien el cabildo nombra con el tiempo alarife oficial de la ciudad. Natural de León, Castilla la Vieja, España, hijo de Pedro Fernández de Añasco y de Francisca Ramiro de León; en 1621 declaró 38 años de edad por lo que habría nacido alrededor de 1583. Hay un registro en escribanías de 1610 en que se obliga Alonso García Pineda con Bartolomé de Añasco, "oficial de albañil". Su actividad entre ese año y 1646, cuando muere, es incesante y muchas veces registrada en documentos.
En 1616 Juan Rodríguez Espejo vende a Bartolomé de Añasco el solar que será en adelante su lugar de habitación: "... un solar mío, que yo he y tengo en esta ciudad, que hube de Cristóbal Gil; que linda con solar de Francisco de Rebolledo [O]; y va corriendo hasta la calle real que atraviesa por delante de Pedro Blanco [NE]; y por la parte de abajo, la sabana, por precio y contía de 20 pesos de oro fino ..."
Este solar se ubicaba en Traposos suroeste, calle en medio al sur del solar donde con el tiempo estaría la Casa Natal del Libertador. Hacía esquina con don Pedro Blanco Gerardts, para la fecha viudo y vuelto cura presbítero, prominente personaje que habitaba en Traposos noreste, en el solar que había comprado y donde con el tiempo se ubicaría el restaurat La Atarraya.
Añasco construye allí pues, su casa, como buen albañil, y al testar dividirá su solar de este a oeste, legándole el semisolar norte a una de sus hijas y el semisolar sur a sus dos hijos varones. Como bien dice el documento de compra, al sur de su solar, en 1616, solo había "la sabana" de la ciudad...
Añasco construye allí pues, su casa, como buen albañil, y al testar dividirá su solar de este a oeste, legándole el semisolar norte a una de sus hijas y el semisolar sur a sus dos hijos varones. Como bien dice el documento de compra, al sur de su solar, en 1616, solo había "la sabana" de la ciudad...
Los solares restantes que rodeaban a Añasco, pertenecían a los herederos de Francisco Rebolledo, a quien el cabildo le había otorgado tres de cuatro solares en esa cuadra, a cambio del solar donde se construyó el templo de San Francisco. Antonio de Bolívar y Rojas, hijo de Simón de Bolívar el mozo, había casado con Leonor de Armendáriz o de Rebolledo, hija de Francisco, y hacia 1623 habitaba el solar al sur de Bartolomé de Añasco. En esta misma fecha instaba el procurador del cabildo a que se nombrase alarife publico para que "... midan los solares y quadras que se proveen en este cabildo, para que sean todas iguales, y lo mismo las calles, con lo qual cesarán los perjuicios que por esta causa resultan ..." Para esta fecha se hace Añasco, entonces, alarife oficial de la ciudad, nombrado por el cabildo.
Los albañiles tenían jerarquía, según su experiencia y sapiencia. Había el aprendiz o ayudante, el oficial, el maestro. Para ejercer su labor debían ser examinados por el cabildo. El alarife, del árabe: "el experto" era eso, un albañil reconocido oficialmente. "Los alarifes de la ciudad emitían 'pareceres' o dictámenes acerca de asuntos que les encomendaba los regidores; acompañaban a los comisarios en la 'vista de ojos' a algunas obras controvertidas, ... así como a las cañerías de agua de beber, y proponían los reparos que se habían de hacer en los edificios de la ciudad." Muchas veces su actividad y la del carpintero iban coordinadas y concertadas.
Los albañiles tenían jerarquía, según su experiencia y sapiencia. Había el aprendiz o ayudante, el oficial, el maestro. Para ejercer su labor debían ser examinados por el cabildo. El alarife, del árabe: "el experto" era eso, un albañil reconocido oficialmente. "Los alarifes de la ciudad emitían 'pareceres' o dictámenes acerca de asuntos que les encomendaba los regidores; acompañaban a los comisarios en la 'vista de ojos' a algunas obras controvertidas, ... así como a las cañerías de agua de beber, y proponían los reparos que se habían de hacer en los edificios de la ciudad." Muchas veces su actividad y la del carpintero iban coordinadas y concertadas.
La actividad de albañil y alarife de Añasco fue incesante. En documentos de compra venta de solares se lee: "el cual [medio solar] está medido por Bartolomé de Añasco, alarife señalado, con pabilo y piedras, y según ansí lo midió ..." A pesar de que muchas casas aun se techaban de paja, eran hechas al estilo y uso de Castilla, con ventanas altas y ya no de bahareques como se hicieron inicialmente, sino de tapias y rafas entre ellas. Alonso Tello, en su testamento en 1635 declaraba: "Item. _ Declaro que Bartolomé de Añasco me ha hecho toda la obra de albañilería que ha sido necesaria en estas casas de mi morada, excepto el texado y la portada, a cuenta de lo cual le he dado y pagado ciento y tantos pesos como parecerá ... que se ajuste y se le pague el resto que se le debiere ..."
Bartolomé de Añasco nunca casó, sus hijos fueron todos naturales y mestizos. Tuvo un hijo en 1611, de nombre Lázaro, otro de nonbre Francisco de Añasco. Una hija Juana de Añasco casó en 1634 con Juan García, de la villa de Jimena, España. Esta debe haber fallecido antes que Bartolomé, pues no la menciona en su testamento. Su hija María de Añasco casó con Juan de Turuégano Aljofrín en 1634 y Ana Inés Ramiro casó con Andrés Rodriguez, de Jerez, España.
En 1641, para el matrimonio de su hija, Ana Inés Ramiro, con Andrés Rodríguez, natural de Jerez, España, Bartolomé de Añasco la dota así: "Primeramente, las casas de mi morada, en que al presente vivo, cubiertas de teja; todo lo que coje de latitud el solar, con la portada [S]; y de longitud hasta lindar con el solar de los menores de Francisco de Rebolledo [O]; las quales dichas casas le doy y se entiende que la dicha data es al fin de mis días, las quales le doy en cantidad de dos mil pesos de a 8 reales ..." Al mencionar "la portada" se está refiriendo no a un simple portón, sino a un portal de piedra.
Tuvo otro solar adicional en Camejo suroeste, el cual lega a sus nietas, hijas de su hija fallecida.
Tuvo otro solar adicional en Camejo suroeste, el cual lega a sus nietas, hijas de su hija fallecida.
Tomado de nuestro Facebook
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