sábado, 8 de febrero de 2014

ORÍGENES DEL CONVENTO DE SAN JACINTO

El convento de San Jacinto es hoy día una leyenda, nada queda. Murieron hasta sus piedras bajo el ataque republicano anticlerical, el modernismo equívoco de algún ilustre americano y la desidia por nuestra historia urbana. 
Con sus espacios se hizo de todo en el s. XIX, desde una cárcel municipal en su claustro, donde estuvo preso Antonio Leocadio Guzmán, hasta un mercado abierto y finalmente un paseo arbolado. Su célebre plazoleta fue dedicada por Guzmán Blanco a su padre, cambiándole el nombre a Plaza El Venezolano, en recuerdo al periódico incendiario, lanza del liberalismo amarillo que Antonio Leocadio dirigió. Ya no existe más la bellísima iglesia que acompañó nuestra etapa colonial, acabada en gran parte por el terremoto de 1812 y luego por el pico y la pala, al expulsarse definitivamente a los monjes del convento que se fabricara su lado. Una "torreta" es todo lo que queda de aquel importante templo. Nada les dice esta a las nuevas generaciones que pasean a su alrededor, arbitrariamente pintada hoy al gusto impío de las modas urbanas de este siglo XXI. Al convento y templo de San Jacinto se le irrespetó oficialmente durante todo el s. XIX, y ya para el s. XX no quedaba nada. Los caraqueños de Caracas lo lloran y sienten su falta, como el amputado a su brazo.
San Jacinto fue durante todo el período colonial la iglesia más rica, el convento más reputado, el lugar donde los grandes y prominentes de Santiago de León mandaban a instruir a sus hijos, la adoración de los vecinos y gobernadores, ante la majestuosidad de sus capillas, retablos y altares. Lugar en donde se alojaba el verdadero Nazareno de Caracas, el de San Jacinto, que salía en procesión en la Semana Mayor, majestuoso, hasta que el terremoto obligó a resguardarlo en casa de vecinos, y de allí, con las guerras y extinción de las órdenes monásticas, se perdió su rastro. Dicen a veces que se halla en la iglesia de El Guapo, en Barlovento. Por sustitución se acudió al de San Pablo, que también perdió su iglesia, y fue a parar a la de Santa Teresa.

Se habían hecho intentos por fundar un convento dominico en Caracas desde 1590, o antes. Hacia 1596 llega la noticia de la canonización de San Jacinto, de la orden de Santo Domingo y con esta alegría los vecinos deciden impulsar la construcción definitiva de un templo y convento de esta orden. Desde entonces San Jacinto es parte de Caracas.

Testimonio para el rey sobre la erección del convento de San Jacinto, en 1597:

"Yo, Alonso García Pineda, escribano público de esta ciudad de Santiago de León, y de gobernación de toda esta provincia y gobernación de Venezuela en propiedad, por el Rey Nuestro Señor, doy fe y verdadero testimonio, a Su Majestad y a los señores de su muy alto Consejo de las Indias, y a sus reales Audiencias y Justicias suyas, Reinos y Señoríos y a los demás que esto vieren, como hoy martes, que se cuentan 16 días del mes de diciembre de mil y quinientos y noventa y siete años, como a las siete de la mañana poco más o menos, conforme a la declinación del sol, el reverendo padre Fray Manuel Botello, fraile de la orden del señor Santo Domingo de Predicadores, y vicario provincial que dijo ser de dicha gobernación, me llamó para que fuese a su casa y convento, que al presente tiene poblado en esta dicha ciudad, calle en medio de la casa y solar de Catalina de la Cerda, y del capitán Cristóbal de Cobos y de Martín de Gámez, sus hijos, que le tiene puesto por nombre San Jacinto, y que diese testimonio de como decía misa en el dicho convento que así tenía poblado, quieta y pacíficamente sin contradicción de persona alguna, porque le convenía y tenía necesidad de ello para informar a su Majestad y su Superior de su Orden. 
Y mediante el dicho pedimento y cumpliendo con mi oficio de tal escribano de Su Majestad, fui al dicho convento y vi por vista de ojos, decir misa al dicho reverendo padre fray Manuel Botello, en un altar bien adornado que tenía en un bohío de paja que estaba poblado junto a la calle, hacia el oriente, la cual misa dijo quieta y pacíficamente, sin contradicción de persona alguna; todo lo cual se hallaron y fueron presentes por testigos: Juan Pascual, y Pablo García de Ávila y Andrés Hernández y otras personas vecinos y estantes en esta dicha ciudad."


Hacia 1605 los religiosos de San Jacinto fray Leandro de Figueroa, vicario del convento, fray Alonso de Mendoza y fray Domingo Méndez, conventuales, dan poder al provincial de San Francisco, fray Juan Mexía para que pida ante el arzobispo de Santo Domingo: "... de ayuda y limosna para su fábrica, atento de estar este convento pobre y necesitado y haber pocos años que se fundó, y estar la tierra pobre y no poder ayudar los vecinos a toda la dicha fábrica, y conviene fabricar por estar la iglesia del dicho convento y donde está el santísimo sacramento ... cubierto de paja ..." 

La iglesia, entre 1597 y 1605 se ubicaba mas o menos centrada en medio de la cuadra, junto a la calle, como se informa está la Iglesia de bahareque y cogollo, que posteriormente se construirá en el mismo sitio de mampostería y calicanto. El otro único solar poblado en esta cuadra para esta fecha era el de Lázaro Quintero, en Traposos noreste, que en 1617 pasa a manos de Pedro Blanco Geraerdtz, y permanece en la familia mantuana de los Blanco hasta inicios del s. XIX. Hacia 1610 los solares restantes de la cuadra le serán otorgados finalmente al convento por el cabildo, por estar "vacos" y habérselos prometido.

En 14 de abril de 1610 se suscribe un nuevo "Concierto" entre Diego Alonso -carpintero y albañil- y Francisco de Carvajal sobre la capilla que hace desde 1608 Diego Alonso para Francisco de Carvajal, en San Jacinto: "... de cómo nos, Francisco de Carvajal y Diego Alonso, vecinos desta ciudad, otorgamos ... e decimos ... en que yo, el dicho Diego Alonso, he de hacer al dicho Francisco de Carvajal una capilla en el convento de San Jacinto de esta ciudad, según y como está en la escritura que sobre ello hicimos ... del año pasado de 1608, a que nos remitimos ... el dicho Diego Alonso ha comenzado a hacer la dicha capilla y tiene fechos en ella el arco de la puerta y algunas rafas y tapias ... y ahora están de acuerdo el dicho Francisco de Carvajal y Diego Alonso de que la dicha capilla se haga de bóveda, como la del capitán Diego Vásquez de Escobedo, y para lo hacer se obliga el dicho Diego Alonso de poner todos los materiales que fueren necesarios hasta hacer la dicha capilla, y que de todo punto esté acabada en perfección ... y es condición que la dicha bóveda de la dicha capilla lo ha de hacer el padre fray Baltasar, fraile del dicho convento, la cual se ha de hacer dentro de seis meses ... y si por algun acontecimiento el dicho fraile no hiciese la dicha capilla, se obliga el dicho Diego Alonso ..."

La capilla "de bóveda" mencionada de Diego Vásquez de Escobedo fue la fabricada por este en la iglesia de San Jacinto, dedicada a la advocación del Dulce Nombre de Jesús, de cuya cofradía fue fundador y devoto. Alli se hace enterrar. En 1621 declaraba el esclavo Antón sobre hechos ocurridos en 1614: "... estando y haciendo Diego Alonso, su amo, una capilla a Francisco de Carvajal en el convento de S. Jacinto ..."

En un codicilo a su testamento en 2 de abril de 1614 Martín de Gámez declara: "Ítem_ Mando se acabe la capilla que tiene comenzada en el convento del Sr. San Jacinto desta ciudad, cuya advocación sea de Nuestra Señora de la Encarnación; y venida que sea un imagen de la dicha advocación se ponga en la dicha capilla". Se hizo enterrar en ella.

En 1618 era fray Diego López vicario provincial de la Orden de Predicadores en la provincia. En junio de 1633 se registra el primer prior del convento, fray Juan Cáncer. En 1637 el prior era fray Francisco de San Juan. En 1633 Cristóbal Mexía de Ávila, dueño de la hacienda cacaotera de Chuao, lega en su testamento al convento de San Jacinto una importante suma de cuentas por cobrar por más de 6000 pesos. Se hizo enterrar en su iglesia.

El primer patrón de la célebre Cofradía del Rosario de San Jacinto de Caracas parece haber sido el contador Diego Vásquez de Escobedo -fallecido hacia 1607-, según declaración de su viuda. Martín de Zabala lo sucede en el patronazgo de la Cofradía hasta 1636, año en que fallece.


En la imagen, a falta de una propia, nave del templo de San Jacinto de Tenanitla, México.
Tomado de nuestro Facebook

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